Publicado el lunes, 28 de marzo de 2016

| Artículo original en: http://viajes.elmundo.es/2016/03/14/espana/1457952294.html


Enaguas, justillos y jubones; yelmos, polainas y crespinas; fakires, trobadores y juglares. Una vez al año, los vecinos de Villena cambian sus vaqueros por trajes de época. ¿El motivo? Sus fiestas y bodas medievales.

El pueblo alicantino es famoso por sus vinos, su calzado, su festival de música Leyendas del Rock, su fastuoso castillo árabe y sus reconocidísimas fiestas de Moros y Cristianos. Ahora también por sus bodas medievales, cada año más populares.

Este año, a los pies del Castillo de la Atalaya, la población villenense fue testigo de la primera boda china medieval de la historia entre Yuheng Zhao y Hua Chen. Trajes de la época, desfiles, música, discursos y hasta un halcón sobrevolando las cabezas de los asistentes para hacer entrega de los anillos compusieron la puesta en escena.

Los novios Yuheng Zhao y Hua Chen.

Ataviados con opulentos trajes de la época, acompañados por su particular corte de honor formada por sus amigos, y con los nervios propios de una boda, aunque multiplicado por diez debido a la peculiaridad del acontecimiento, los dos jóvenes de nacionalidad china se dieron el Sí quiero y disfrutaron de boda, banquete y luna de miel en una Villena completamente comprometida con sus fiestas medievales.

Junto a la boda china, otras tres parejas se desposaron en el castillo. Las bodas medievales de Villena ya cuentan con lista de espera, tanto de chinos que ven a la localidad como destino chinese friendly, como de españoles atraídos por la idea de una boda temática. Todos quieren sellar su amor de una manera diferente e histórica.

Teatralizaciones con historia

Villena ha apostado por la dramatización para explicar la historia de sus lugares más emblemáticos. Atalaya Experience es un recorrido a través de las distintas salas del Castillo de la Atalaya en la que entran en juego los cinco sentidos y deleitan al visitante con danzas, cantos y curiosidades. No es una experiencia propia de la fiesta medieval, sino que puedes asistir a una recreación en el castillo todos los penúltimos fines de semana de cada mes.

Castillo de la Atalaya.

Así, lejos de usar un guía turístico o de organizar excursiones guiadas, un elenco de artistas pertenecientes al grupo de Ecos de la Memoria, la mayoría integrados por vecinos de la propia Villena, recorren las estancias del castillo, para cada una de las cuáles tienen preparada una representación en la que relatan episodios históricos acaecidos entre sus muros: desde que fue levantado por los árabes hasta el asedio que sufrió en manos de Jaume I, pasando por el cerco aragonés y más tarde también dominado por la corona de Castilla.

No es la única representación, de hecho el pregón de la fiesta se inicia con otra puesta en escena en la Plaza de Santiago en la que participa el equipo de gobierno. En esta ocasión se trata de una interpretación en la que los Reyes Católicos son protagonistas y en la que se narra la llegada de Isabel y Fernando a Villena en el año 1488.

Espectáculos y fuego

No podrían faltar las chispas y las llamas en el fin de semana de intenso trajín medieval en Villena. Uno de los espectáculos que cosecha más éxito es el interpretado por el grupo de circo y de teatro Dayra Deray que, desde hace cinco años, acude a estas fiestas con sus exhibiciones de fuego y acrobacias.

Dayra Deray artistas del fuego.

Otro acto tradicional es la procesión de las antorchas, en la que villenenses y no villenenses desfilan por el pueblo desde la Plaza de Biar hasta el castillo sostiendo antorchas. El fuego ilumina el recorrido y libra al pueblo de brujas y malos espíritus. Para culminar la procesión y siguiendo con la devoción por el fuego, se lanza al cielo un espectáculo pirotécnico.

El fin de semana se copa de actos, desfiles y espectáculos a cada cuál más interesante y espectacular. Otro de los más significativos es el combate medieval en el patio de armas del castillo realizado por la Liga Oficial de Combate Medieval. Una demostración cuya destreza radica en la capacidad de moverse con armaduras que pesan hasta 30 kilos y en la que desde luego, sus combatientes se juegan el cuello si dan un paso en falso.

Para seguir empapándose de Edad Media nos espera un largo recorrido por el barrio histórico de El Rabal donde se asientan los más de 160 puestos ambulantes de mercaderes de todas partes de España. Podemos encontrar todo tipo de productos: desde orfebrería, ornamentos, cerámica, juguetes, bisutería, productos naturales, incienso, comida típica y otros artículos artesanales.

Al culminar la jornada no hay mejor premio que acercarse a un puesto muy particular donde venden las tradicionales tortas de San José, un dulce que es todo un referente gastronómico en Villena.

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