A principios de mes estuve de viaje por trabajo en Nantes, echaba de menos subirme a un avión después de casi tres meses tras regresar de Jamaica (cómo pasa el tiempo), ya tenía un monazo que me supuraba los poros, es lo que nos ocurre a los yonkis de los viajes, que sino volamos cada tres meses nos da un yuyu, a mí me estaban empezando a salir canas.
Patologías viajeras a parte… Sí, he descubierto Nantes. Descubrir porque no tenía grandes expectativas, aunque siempre que sales de tu zona de confort te sorprendes. A decir verdad, no esperaba que esta parte de Francia tan poco afectada por el fenómeno turístico tuviera tantos atributos para atraer a viajeros, sobre todo a los culturetas y los de buen comer.
Si es que nos mencionan Francia y no salimos del cliché parisimo y de la Côte d’Azur, bien merecido prestigio: por un lado la ciudad de l’amour y por el otro la conocida como Riviera Francesa. Pero Nantes, también ubicada en el mapa por ciertos atributos como sus viñedos o los castillos del Loira, tiene además: historia, cultura, playas, ríos y un ambientazo un lunes por la noche que no se lo cree ni Madrid. Bueno, igual exagero en esto último, pero de verdad que los nanteses son unos adictos a las terrazas, aunque caiga el diluvio universal, que es lo que nos ocurrió ese lunes del que os hablo.
Viajé con un maravilloso grupo de españoles, agentes de viajes y organizadores de eventos con los que he compartido muy buenos momentos bajo el cobijo de un paraguas, o en el autobús cubriendo travesía entre ciudades, incluso el futbolín del hotel ha sido testigo del buen rollo del grupo.
Volamos con Air Nostrum, compañía regional que opera para Iberia. De mis aerolíneas favoritas para viajar a Europa, comodidad, rapidez y accesibilidad las definen, calidad-precio más que aconsejable. Al llegar a Nantes nos esperaban las tan simpáticas Lucile, Sophie y Aurélie de Le Voyage à Nantes que nos hicieron sentir muy cómodos y acogidos desde el primer momento.
Nantes, proyecto cultural
Para poner un poco en contexto, Le Voyage à Nantes (El viaje a Nantes) es un proyecto cultural que nace para la promoción de Nantes como destino turístico. Esto es porque no se trata de una ciudad fácil de vender ya que compite contra otras metrópolis francesas que son natural o históricamente más atractivas.
En los últimos años, Le Voyage à Nantes ha implementado una estrategia cultural en la ciudad que es asombrosa y deja resultados tan inspiradores como emocionantes si recorres “la línea verde”, aquella que atraviesa la ciudad por sus lugares más emblemáticos; o si sigues la senda del río Loira, plagada de demostraciones artísticas tanto amateur como profesionales.
Se cumplió una de las leyes de Murphy de los viajes, como me viene sucediendo siempre que viajo, eso es algo que nunca cambia: la regla cuando voy a destinos paradisiacos o lluvias sobrecogedoras cuando viajo hacia el norte.
La lluvia es un mal menor cuando te regala momentos tan divertidos bajo la sombrilla de un bar, con siete personas más pegadas a ti. Y aun se vuelve mejor cuando justo en frente tienes una pantalla retransmitiéndote el mundial, que yo no es que sea futbolera pero esa tensión se contagia rápido.
Les Machines de l’Ille
Terrazas a rebosar un lunes por la noche, su ocio es más que evidente. Pero en lo referente al plano cultural, donde toma protagonismo y se homenajea constantemente a uno de sus más excéntricos personajes locales: Julio Verne. Esta reconocida figura ha dejado un sello importante en la idiosincrasia de esta sociedad francesa.
Les Machines de l’Ille, un museo al aire libre que a mí me transportó a la grandeza del Moulan Rouge, con sus carruseles incluidos. Esos enormes animales de metal convertidos en atracciones de feria son un motivo por el que visitar este bestiario con vistas al Loira. El Grand Éléphant, El Carrousel des Mondes Marins, o uno de sus proyectos más prometedores y desafiantes, Arbre aux Hérons, un gigantesco árbol de metal que estará listo para 2022.
El Loira parece acoger casi todas las demostraciones artísticas de la ciudad, pero saliendo de esta ruta a orillas del río encuentras otros símbolos históricos modernamente reconvertidos en restaurantes o museos.
La línea verde
Se trata de una ruta dibujada en el suelo de Nantes que recorre los espacios más emblemáticos de la ciudad, atraviesa el casco antiguo, un lugar que destaca por esas chimeneas que recuerdan a los deshollinadores de Mary Poppins; El Castillo de los Duques de Bretaña que hace las veces de museo para exposiciones temporales (cuando fui yo la exposición era sobre la serie Vikings) y otras acoge grandes eventos y fiestas. O la antigua fábrica de las famosas galletas LU que todos hemos comido, ahora es un restaurante, café, sala de conciertos, exposiciones y también librería.
Lo que más me gusta de Nantes, y solo os he hablado de estas dos rutas, en los próximos episodios os descubro más joyitas; lo mejor de todo, es la capacidad de hacer partícipe al visitante de los eventos culturales. Montar en el Grand Éléphant o tirarte en tobogán desde lo alto de un castillo aseguran experiencias que sobrepasan los límites culturales y te meten dentro de este raro mundo del imaginario de Julio Verne.
Y como me encanta publicar mil fotos de mis viajes, me callo ya, que las fotografías hablan por sí solas.
Hotel Château Des Tourelles, castillo, spa y está situado en frente del mar
Uno de los postres típicos, Gateau Nantais, a base de ron, promete buenas cogorzas
En Nantes ya van por el año 2150
Castillo de los Duques de Bretaña
Castillo de los Duques de Bretaña, explanada interior
Tejados de Nantes
Calles de Nantes
En Nantes cada tienda lleva colgada en la fachada una identificación como ésta
Castillo Duques de Bretaña y su tobogán para bajar desde lo alto
Catering bienvenida de la Cité Congrès
Tabla de quesos franceses
El Grand Éléphant
El Carrousel des Mondes Marins
- ¿Dónde comer?
- –La Lieu Unique: antigua fábrica de las galletas LU, hoy reconvertido en bar lounge y restaurante contemporáneo.
–Restaurant L’Atlantide 1874 Maison Guého: cuenta con una estrella Michelin y está situado en un emblema de la ciudad, a orillas del Loira, con vistas extraordinarias. Cenar aquí es una regalo para los sentidos.
- ¿Dónde dormir?
- –Radisson Blu: dormir en los antiguos juzgados de Nantes. Radisson Blu es un hotel con una arquitectura neoclásica que engloba tradición, historia y modernidad.
–Mercure Nantes Grand Hotel: lo que más me gustó de este lugar es el diseño sostenible que lo decora, cada mueble encierra un pragmatismo maravilloso.
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